martes, 4 de septiembre de 2007

Capitulo 2: Todo esta iluminado

Estaba parado en medio de la plaza con las manos enfundadas en los bolsillos de su parka negra y plateada, miraba de frente la pileta que seguía tirando agua por la boca del león a pesar del frió que amenazaba con congelarla, pequeñas escarchas estaban esparcidas sobre la melena del rampante felino, el joven estaba parado ahí, mirando la plaza, unos metros mas a su derecha había una pareja, un poco mayores que el, abrazados tiernamente, pero él no estaba cociente de su presencia, mas de lo que ellos de la suya, solo unos metros lo separaban y aun así parecían a estar a años luz de distancia. Daniel, el joven de pelo negro y ojos azules, se acerco un poco mas a la pileta, saco su mano derecha del bolsillo y prendió otro cigarro, camino varias veces alrededor de la pileta con el ceño fruncido, miraba el agua casi hipnotizado.

Él sabia que los ruiseñores cantaban precioso, recordaba esas noches primaverales, hacia menos de un año, que la tenia entre sus brazos mientras se sentaban bajo el durazno en su patio a escucharlos cantar en media noche, recordaba las luciérnagas que los rodeaban como estrellas danzantes, y le parecía tan distante, como un sueño condenado a rondar los profundos rincones de la mente, vio su cara por un segundo, su cara pacifica y sonriente, con esa sonrisa simple que tanto le gustaba, con los labios ligeramente separados y los dientes apenas visibles tras sus labios suaves, esa sonrisa que tantas veces había ignorado y tantas veces había dado por sentado, la quería tanto, la quiso tanto, pero eso había sido hace tanto tiempo, eso no era ahora, y cerrando los ojos bien fuerte, despidió su recuerdo.

El león lo miraba fijamente, su cigarro estaba consumido casi completamente, la mano que lo sostenía estaba roja por el frió, pero el estaba ahí, mirando el agua bajo el león, mirando el fondo de la pileta, ahí estaba otra vez, la misma moneda de antes, con su centro arrancado y el borde intacto, esa moneda hueca que solía llevar alrededor del cuello, la que le había regalado su madre, la que había perdido con ella. Se saco la parka y se arremango el brazo derecho, se acerco lentamente y metió la mano en el agua. El frió le apuñalo todo el brazo, y sintió cada nervio de su cuerpo implorarle alejarse, pero no podía, estiro el brazo un poco mas y toco la moneda con la punta de sus dedos, la acerco lentamente y la saco del agua, la tenia en la palma de su mano, brillando ahí, burlándose de su mano dolorida, del frió que la rodeaba y no la afectaba, de la vida que habia cobrado. Daniel cerro el puño y se seco el brazo con su ropa, se puso la parka y miro el cielo, una lágrima cayó por sus mejillas, pero no era de pena, era de la rabia que le llenaba lentamente, alguien lo estaba desafiando, alguien había sacado esta moneda de su cuello, alguien había quitado la vida inocente de un ruiseñor. Alguien que lo estaba mirando en ese instante.